hoy me visto con ropas ajenas. y no me siento mal. se muy bien que no soy yo. pero desde la inmovilidad de mi alma y la terquedad de mi corazón puedo convertirme en una perfecta imbécil. y así disfrutar y sumergirme en los efímeros placeres de otra, y comer de las migajas de sus amores, para mi absolutamente desconocidos.