Gota a gota

en este mundo sin rostro
las palabras
son la huella, el gesto,
la mirada.
cuerpos y almas
insinúan, pretenden
encantan,
atrapados en el plano mundo
de una pantalla.
un cambio de imagen,
una parcial muestra
del rostro real,
intencional,
sutilmente
persigue un atisbo,
en esa huella de palabras
que gota a gota
se ha depositado
entre un espacio y otro.
y que si se juntan
los individuales universos
tienen el valor
ínfimo,
insustancial
de una pantalla
en la oscuridad de una noche...

Juramento

juré olvido ante el espejo.
desterrar tu imagen,
conjurar el tiempo,
no buscarte mas.

vana inquietud.

llevo tu imagen
prendida en las márgenes
de la sinrazón.

Fatiga de tempestad

en un monótono y absurdo tic tac
las horas van cercenando
el pasado,
y empujando el tiempo
que vendrá.

y estos ojos apagados de sombras
solo ven llorar a la lluvia,
sin poder estrechar en ti
ese lugar común amarillento,
devastado…
si hasta las golondrinas
tocan su música de tormentas.

me pierdo en la implacable
resonancia de las cosas.
mi sangre tiene
fatiga de tempestad,
y este nombre robado
se parece a mi cuerpo,
y traza tu nombre
en todos los sentidos,
como una equinoxial floresta.

pero algo le pasa al viento,
porque parece ir siempre envuelto
en ráfagas de noche,
y en la nuca me respira
una enorme luna
de melancolía...

A orillas del río

mucho después de mi boca,
mis ojos aun ríen,
o lloran.

algunas veces
quisiera ser como las aguas
que ocupan todo su cuerpo
al danzar.

pero otras,
tu rostro concentra
toda mi mirada,
en una película
de sueños imprecisos.

cuando en tu piel
descubrí mi piel,
su savia,
y sus poros ignorados,
inmersos en tus ojos,
mis ojos,
se limpiaron de la ceguera,
de la ausencia de todo,
de ese agujero
en la nada.