A orillas del río

mucho después de mi boca,
mis ojos aun ríen,
o lloran.

algunas veces
quisiera ser como las aguas
que ocupan todo su cuerpo
al danzar.

pero otras,
tu rostro concentra
toda mi mirada,
en una película
de sueños imprecisos.

cuando en tu piel
descubrí mi piel,
su savia,
y sus poros ignorados,
inmersos en tus ojos,
mis ojos,
se limpiaron de la ceguera,
de la ausencia de todo,
de ese agujero
en la nada.

3 pensamientos:

Isabel Estercita Lew dijo...

Yo creo que de vez en cuando sí somos como las aguas, pero quizás no lo recordemos
Bello lo tuyo
Besos
Estercita

Juan de la Cruz Olariaga dijo...

Triste pero bello, confirmando que todo en la vida tiene belleza, aún cuando el dolor hace nacer estos textos. Siempre, pero siempre es un placer leerte, aunque te hagas esperar. Un beso mas que grande.

Juan de la Cruz Olariaga dijo...

Mi querida, el paralelo trazado con las aguas, marcan todo el poema, lleno de sentimiento y con el mejor criterio de la belleza. Realmente escribís muy bien, tendrías que hacerlo mas seguido...bah digo, es tu tiempo y tus ganas. Un beso mas que grande.

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